Dímelo hilando… hija

Dícese cuando se quiere expresar esfuerzo, aplicación, o en general, una extremada dedicación en algún trabajo.
Posiblemente, sea nuestra Reina Isabel, la primera naturalmente, a la que llamamos “La Católica”, el personaje a quien más tengamos que estar agradecidos los españoles actuales. Su hermano de padre, de quien heredó la Corona de Castilla, Enrique IV, llamado ”el Impotente”, que además de eso era un pobre necio, había dejado el reino hecho una verdadera pena, en manos de una aristocracia corrompida, belicosa y miserable, sin Ley, ni quien la promulgara, ni quien la hiciera cumplir.
Ella, y su marido Fernando consiguieron lo que se puede llamar el “milagro”. Fue una obra magnífica en todos los sentidos.
Incluso a ella, se la ha pretendido canonizar como Santa…Y su expediente está en curso.
Dicen las crónicas sobre aquella maravillosa persona, que además estaba adornada, entre otras muchas, con una cualidad personal que consistía en una, casi exagerada laboriosidad.
Parece ser, que aquel… “Dímelo hilando”, era la expresión con qué la propia Reina se dirigía a sus damas, cuando juntas estaban laborando, que normalmente era coser. Y la frase, una simple indicación a cualquiera de ellas, en el momento en el que trabajando, alguna levantaba la cabeza, para dirigir la palabra a la Reina en señal con ello de mayor respeto, pero con lo cual dejaba de trabajar. Y siempre era esa su contestación:
Sí hija sí, pero dímelo hilando… De ello viene el dicho.

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